Jardins, Teixits i Paisatges

miércoles 6, febrero 2013

Exposición: Jardins, Teixits i Paisatges

Exposición: Jardins, Teixits i Paisatges. Dibuixos de Gaspar Jaén i Urban. Del 5 de Febrero al 15 de Marzo de 2013. Universidad de Alicante.

Horario:
lunes a viernes de 9 a 14 h.
lunes a jueves de 16 a 19 h.

DIBUJOS Y PALABRAS EN LA HABITACIÓN TRANQUILA
Javier García-Solera
Diciembre 2012

Diez de la mañana. El sol de invierno, tan bajo aún a esa hora, entra raso, como acariciando toda superficie horizontal, en el estudio del autor. A esa luz, el conjunto de láminas extendidas sobre la mesa de trabajo no difieren tanto unas de otras. La iluminación tangente, que falsea los matices de color, da protagonismo al trazado, a la trama… al dibujo que los precede. Vistos así, como un conjunto, se entienden mejor. Y si parte de ellos están, como lo están, entrelazados para siempre en la sucesión de páginas de un cuaderno, no cabe ya entenderlos de otra manera.

Y de cuadernos están las estanterías de ese estudio llenas; y ellos de páginas; y éstas de palabras. Y cada página podría ser una composición más, un dibujo más del conjunto que atesora esa habitación tranquila en la que ahora el sol, ya más vertical, empieza a abrir paso a los colores originales, a los matices que harán de cada dibujo uno propio y singular. Uno entre ellos pero uno por ellos; por los demás. Porque qué es escribir sino dibujar de forma explícita. En esas páginas de esos cuadernos escritos es donde están, en palabras, las vivencias y aconteceres, los pensamientos y reflexiones que están también, ya sólo línea y color, en los muchos pliegos extendidos sobre la mesa o agrupados para siempre, cosidos entre ellos, en el libro cuaderno: Quadern de Montevideo.

Sí, así podría parecer que es; pero no es así. Porque igual que no hay sentido para aquellos textos sin el sentido que les da el orden y disposición de la palabra, la composición de la hoja o la posición referida a las demás, no lo hay para estos pliegos sin el orden en que fueron hechos, sin la razón o el lugar en que lo fueron, sin el sentido último de para qué lo fueron. Y, por eso, en ellos no es menos relevante el color o el dibujo, el formato o la técnica, que el título escrito al pie, que la palabra al fin que habla lo que el dibujo solo no diría y que adquiere sentido mayor por lo que el dibujo añade. ¿Quién puede entender del todo, saber o llegar a comprender qué hay detrás de cada uno de esos dibujos? Quizá Gaspar Jaén. Quizá tampoco él.

Si en algo nos alcanzan, si por algo lo hacen estas láminas es por su falta de explicitud. Tienen línea, color, figura a veces, trama tantas otras; historia en un título, sentido en función de la siguiente y las muchas que la han precedido; pero no podemos saber apenas nada, todo queda intuído. Sólo eso; esa emoción. ¿Por qué hace falta dibujar para evocar el amor perdido o los días de Budapest, Amsterdam o Marraquech; los poetas conocidos o la amiga muerta; los misterios del mar, del río –rius de Londres– de la noche, el jardín o la niebla? ¿Por qué no es suficiente pensar, recordar, sentir? ¿Por qué se nos hace necesario dibujar? El conjunto de estos papeles nos invita a hacernos esas preguntas que no sabremos responder.

Hay allí, en esos muchos dibujos desplegados, historias secretas apenas esbozadas; vividas o por vivir, desconocidas al fin para nosotros y también para él; para Gaspar. Relatos inconclusos a la espera de ser terminados, o reconstruidos, o dados por perdidos, pero nunca olvidados; tal vez por ello dibujados. Con línea y color, con mancha y palabra, con evidencia explícita y con elocuente silencio también. Cuesta entender el porqué de todo ese hermoso trabajo. ¿Para qué? ¿Para quién? E intuimos que sólo ahí, en el laberinto eterno de libros y cuadernos, de poemas y manchas haya quizá una posible iniciación a su desentrañamiento. ¿Lo sabe Gaspar? Tal vez.

Horas después, ‘a la tardor’, el sol, reflejado ahora sobre el lienzo de la fachada opuesta en la calle estrecha –maravillas de la ciudad densa– devolverá a la estancia esa luz suave y horizontal que la inundaba en la mañana. Y bañará otra vez los muchos dibujos esparcidos aún por la mesa de trabajo igualándolos de nuevo, y evocará en el silencio de la habitación sola lo que hay en ellos de lo que ha sido y es una vida vivida y una vida por vivir. Y hará que resuenen tenuemente por ella aquellas palabras que Gaspar Jaén escribió para cerrar el poema que cerraba a su vez la que podría ser su mejor obra escrita: No tindràs mai aqueix temps sense present, / ja només de records, sense esperança: / fins el darrer moment davant teu s’ha d’agitar / la grandiosa maquinària de la vida, / cels i llunes giraran sobre una pell / que, encara que gastada, esperarà amb deler / la tremolor del sol i la carícia.

javier garcía-solera
diciembre 2012

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